Por Pablo Varela
La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, retomó su agenda de trabajo en relación a las elecciones generales de octubre, y luego de participar de varios encuentros cerrados junto al presidente Mauricio Macri y las principales cabeza del oficialismo, el miércoles encabezó un encuentro con los 69 intendentes de Cambiemos de la provincia, mientras que ayer hizo lo propio con los legisladores bonaerenses.
Los encuentros que fueron concretados en la ciudad de La Plata, son los primeros luego de los malos resultados de las elecciones primarias en los que la gobernadora quedó debajo del candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof, por 1.600.000 votos, perdiendo en secciones como la cuarta o la segunda (noroeste y norte de la provincia), donde el oficialismo se había impuesto con claridad en pasadas elecciones.
“Escuchar”. Esa fue la palabra más pronunciada por la gobernadora durante los dos encuentros en los que estuvo acompañada por el vicegobernador, y jefe del radicalismo bonaerense, Daniel Salvador.
El encuentro con los jefes comunales sirvió para que muchos de ellos hicieran catarsis y recordaran las últimas quejas contra la imposibilidad de haber desdoblado la elección, algo que hoy, parece muy lejano.
La mandataria instó a los intendentes y legisladores a reforzar el trabajo territorial, a caminar los distritos, conversar con vecinos y mostrarse receptivos a la hora de las demandas. En Juntos por el Cambio son conscientes de que la economía y “el bolsillo”, es lo que explica en buena medida lo abultado de la derrota.
“Escuchar” fue la palabra más pronunciada por Vidal durante los encuentros con intendentes y legisladores.
Los encuentros sirvieron para levantar el ánimo en las filas del oficialismo e intentar enviar un mensaje de que la elección efectiva es en octubre y no está todo perdido. Dentro del escenario adverso, Vidal se mostró positiva y aseguró que “jugará a ganar”, en lo que será una apuesta fuerte y conjunta entre la provincia y los municipios.
Lejos de renunciar a algunos ejes de la campaña, en el oficialismo buscarán redoblar la apuesta. “Algunas cosas no se negocian”, razonó una fuente legislativa ante El Economista. Según trascendió de las reuniones que la mandataria mantuvo, se continuará machacando con la idea de “no ir para atrás” en temas como la transparencia en la obra pública, el saneamiento de las fuerzas de seguridad o la lucha contra el narcotráfico y las mafias. No
sotros decimos que trabajamos para 17 millones de bonaerenses, y evidentemente hay quienes no lo entendieron así”, dijo.
Si bien aspiran a dar vuelta los resultados en algunos distritos del interior, el escenario es más difícil en el conurbano, en donde el impacto de la inflación se hace sentir más.
En las filas amarillas, se muestran escépticos ante la chance de revertir resultados en distritos como Tres de Febrero, Morón o Lanús, en donde las gestiones locales tienen niveles de aprobación aceptables. Distintos son los casos de Quilmes y Pilar, los que directamente dan por perdidos en la previa. En la filas del radicalismo en cambio, apuestan a retener la mayor cantidad de intendencias posibles. Sobre las 37 que administra la UCR, algunas voces cercanas al vicegobernador creen que se podría retener cerca de 30. Salvador mantuvo por su parte un encuentro previo al que la gobernadora mantuvo con todos los intendentes de la provincia, en donde se habló de “poner toda la carne al asador”, en aquellos distritos que son ganables.
Al mismo tiempo, algunas voces señalan que en las elecciones generales los votantes tendrán una mayor “sintonía fina” para diferenciar las gestiones locales, de la provincial y nacional, aunque todas las voces rechazan la idea de que se trabajará sobre el corte de boleta.
La semana próxima, Vidal se reunirá con los candidatos “sin tierra”.
