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El EMAE cayó 11,5% en marzo y está en el nivel de 2009: en abril o mayo volvería al de 2006

Alejandro Radonjic 21 mayo de 2020

Por Alejandro Radonjic 

La economía se pegó una piña en marzo. Ya venía mal y encima llegó el Covid-19. Los datos parciales ya venían anticipando lo que ayer ratificó el Indec con su Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE): en el tercer mes del año, el nivel de actividad económica derrapó 11,5% interanual y 9,8% contra febrero (desestacionalizado). Piña histórica, como dicen los guapos del Twitter. Hasta ayer, la caída mensual más importante era la de 1995 y “apenas” llegó a 4,3%.

Todos los sectores relevados estuvieron en rojo y sólo gambeteó la tónica depresiva el de electricidad, gas y agua: +6,7% interanual.

Los que más se derrumbaron fueron la construcción (-46,5%) y la pesca (-48,6%), pero el que más incidió en la baja de 11,5%, por su peso, fue la industria manufacturera: -15,5% (-2,3 puntos del EMAE).

Marzo, vale recordar, tuvo 10 días de cuarentena, aunque la actividad ya había empezado a aflojar hacia mitad de mes. Resulta más que obvio que el EMAE de abril será peor. La consultora FMYA, que proyectó la caída de marzo con precisión (había dicho -12%), anticipa un desplome de 20% para el mes de abril. Sería la mayor caída interanual de la serie, superando el -16,8% de marzo de 2002.

“Asumiendo que la flexibilización de la cuarentena mejorará lentamente la actividad a partir del tercer trimestre, proyectamos que 2020 terminara con una caída promedio de 8,1%”, agrega. Hay pronósticos peores, como el -11% del Grupo SBS.

La agenda sanitaria marcará el ritmo. Así lo aseguraron en ACM¬: “La magnitud de impacto resulta difícil de cuantificar a priori ya que la duración del freno en distintas actividades dependerá de la evolución de la pandemia y la discrecionalidad en la administración de la cuarentena”.

Además, en ACM agregaron: “Aunque las medidas anunciadas por el Gobierno para mitigar el efecto en la economía pueden reducir el impacto en los sectores más vulnerables, es importante el alcance y la eficiencia con la cual se lleven adelante los programas de crédito subsidiado o de pago de salarios del sector privado, dado que de ellos depende si el shock es permanente (alargamiento de la recesión y recuperación posterior progresiva) o transitorio (recesión acotada y convergencia a los niveles de producción pre crisis)”. Es decir, que la retracción del PIB sea lo más leve posible sobre el sector privado. La ayuda estatal para pasar el parate es importante y hay esperanzas de que el golpe sobre el EMAE no sea tan contundente en el nivel de empleo y la cantidad de empresas. Sino la recuperación será muy lenta.

Agregan: “Otro factor clave sería una renegociación exitosa de la deuda, no por su impacto en las finanzas públicas sino por su impacto tanto en el acceso a los mercados de deuda del sector privado, como puede ser la prefinanciación de las exportaciones, como la mayor certidumbre que podría generar en las firmas un acuerdo exitoso con los acreedores externos acompañado por un mayor acceso al crédito doméstico producto de la caída de la tasa real”.

Quienes quieran deprimirse pueden observar el nivel del EMAE: el de marzo fue el mismo que en la crisis subprime, más de una década atrás. Peor aún: según cálculos de Martín Polo, el EMAE volverá a los niveles de 2006 en abril o mayo. Hay quienes creen que se podría poner peor y el piso estaría en el nivel de 2004. Y ni hablar de si empezamos a ajustar el EMAE por el crecimiento de la población. Nos mandaría a niveles aún más bajos. Los datos, aunque afectados por un evento no económico, deberían llamar a una profunda reflexión política, y quizás más amplia. Se habló mucho en Argentina en los últimos tiempos, pero la única verdad es la realidad: Argentina hoy produce lo mismo que hace 11 años.

¿Cómo sigue?

“Para abril, esperamos que se repita la caída de la actividad, debido a la extensión del confinamiento. El 72% de las variables relevadas por el índice de Difusión de LCG (13 sobre un total de 18) registró una caída mensual desestacionalizada respecto a marzo”, dijeron desde LCG.

“En los meses siguientes, la crisis global desatada por la pandemia del coronavirus implicará retrasar cualquier expectativa de reactivación económica. El aislamiento social, preventivo y obligatorio que se llevó a cabo durante fines de marzo, todo abril y mayo detuvo la actividad casi por completo e impactará agudamente en el segundo trimestre. El cierre de fronteras, una menor demanda global, la caída del precio de los commodities y la fuerte recesión de los socios comerciales afectará a las exportaciones, agudizando el impacto de la crisis en la actividad. La corrección a la baja en las proyecciones de crecimiento de Brasil acentúa el perjuicio a las ventas externas argentinas. La apuesta del Gobierno es que el consumo, en muchos casos financiado con ingresos públicos, sea el sostén de la demanda. Aun así, proyectamos que el consumo privado se verá afectado, cayendo más de 15% en el segundo trimestre. Asimismo, el Gobierno no está pudiendo sostener la demanda de inversión, que esperamos que caiga más de 20% alcanzando un ratio de inversión a producto medido a precios constantes por debajo del 15%. El dato de la actividad de marzo resultó peor de lo esperado. A esto se suma que las regiones más comprometidas continúan siendo Buenos Aires y CABA (donde se encuentra la mayor participación dentro del valor agregado), con casos aumentando diariamente, razón por la cual se espera que se dé marcha atrás con la flexibilización de las últimas semanas y el confinamiento vuelva a endurecerse. Debido a esto, y a la extensión de la cuarentena más de lo pensado inicialmente, corregimos nuestra proyección a la baja. Incluso asumiendo recuperación en el segundo semestre, esperamos caída en 2020 con un piso del 10% anual”, agregaron.

“Estimamos que la actividad se contrajo en torno a 15% mensual sin estacionalidad en abril, principalmente porque ese fue el primer mes completo de cuarentena. Los números de mayo se mantendrían deprimidos, aunque marcando una suerte de 'piso' ya que algunas actividades fueron flexibilizándose gradualmente. A partir de junio la actividad mostraría una suerte de rebote a medida que se normalicen más sectores y regiones, aunque la recuperación sería bastante gradual. Con todo, seguimos esperando una caída del PIB de 11% para 2020, pero remarcamos que el escenario se mantiene sujeto a grandes riesgos por: (i) la duración de la cuarentena, (ii) el desempeño de los socios comerciales, (iii) las negociaciones por la deuda y (iv) la posibilidad de un rebrote de coronavirus en el mundo desarrollado”, dijeron desde el área de Research del Grupo SBS.

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